
Ciudad
Complejo multitudinario de luces que esconde toda una forma de vida. Un amigo me dijo que desde arriba nuestras ciudades cada vez parecen ser una plaga que aligera a la naturaleza de sus elementos más esenciales: tierra y luz. Sube conmigo y lo verás, me dijo.
Todo un caos se precipito en mi retina y el cielo cerró sus puertas con la amenaza de incurrir en la estructuración de los campos suspendidos en el firmamento. La elevación de las dudas, al cabalgar por el aire y la proyección de las metáforas que encuentran la luz a la salida de la noche.
Lo cierto es que las ciudades son lugares donde se esconde el pensamiento y deja ir los deseos, entre semáforos y hormigón.
Donde la filosofía pasea cogida de la mano con las insignes ideas entre una masa multicolor que pasea de aquí, a ninguna parte y para no caer en las contradicciones tienen como costumbre la búsqueda de la sabiduría, guardada celosamente en una caja arquitectónica, que le evite precipitarse al mismo borde de la nada.
Puente de unión entre el vacío y la plenitud.
Joaquín Martínez Gil

