
La historia y recuerdos
La historia y recuerdos de un pueblo se miden por sus hechos y rincones que los hacen ser en cierta forma de una manera u otra. Un testigo en el tiempo puede ser desde una puesta de sol, efímera en el tiempo perpetuada en la mirada, hasta un viejo eucalipto que formaba parte de una alameda de eucalipto.
La dejadez y el hedonismo de los vecinos puede hacer que el deterioro aparezca con el tiempo y con ello el peligro de desprendimiento de ramas que causan daños colaterales.
Que un equipo de cortadores en una mañana se cargue todo un icono de un pueblo y un equipo de jardinería no haya sido capaz a salvar de su muerte y leña para estufa, al viejo eucalipto de la plaza dice mucho de quién no conoce su historia.
A veces a los gestores de los equipos de gobierno, que al final son quienes deciden que se hace con cada cosa y en cada momento, se les debería de hacer un examen histórico etnográfico y saber así que conocen de su pueblo y cómo van a solucionar con medidas generadoras de tranquilidad que hagan a uno sentirse orgulloso de su pueblo y no con la tala indiscriminada de un viejo, adusto y seco eucalipto estrangulado por ciertas construcciones y la dejadez de quién tiempo atrás se sintió orgulloso de tenerlo como vigía de la plaza.
Quizá se podría haber hecho otra cosa para que quedará el recuerdo y no lo más fácil: limpiar todo lo que moleste y muerto el perro acabose la rabia. Desconozco el motivo y como las decisiones no se comunican pues ahí queda mi reflexión a la tala agresiva del viejo eucalipto de la plaza.
Joaquín Martínez Gil

