
Seguimos improvisando
Cuando todos los bares estén cerrados y todos en casa viendo a esa amiga que hizo de cada hogar la incomunicación total, y todo siga igual…
¿Alguien alzará la voz para decir lo que dijo aquel que no acertó con su vida a dar una salida digna a su dignidad?
Seguimos improvisando sin hacer historia.
Muchas son las ciudades y pueblos que a lo largo de muchos años han mirado para otro lado cuando los botellones acontecían delante de sus narices. La falta de respeto y la mala educación se aferró a los vasos de plástico lejos de bares y muy cerca de polígonos. Todos lo sabían.
Algunos habilitaron espacios propicios para ello y cuando llegaban las fiestas patronales y fines de semana acampaban a sus anchas por la ciudad y nadie hacía nada a sabiendas que estaba prohibido consumir alcohol en la calle.
Muchos fueron quienes culparon a los bares de sus precios y en lugar de ayudar dieron la espalda y se confabularon con los botellones.
Ahora esa temeridad e irresponsabilidad alguien se ha de hacer cargo. Porque lo que es seguro es que en este momento y con los bares cerrados más que nunca se van a comer los botellones, reuniones clandestinas y fiestas descontroladas y mi pregunta es quien es el que ha de salir y decir nos hemos equivocado, no sé volverá a repetir. Que gobierno regional, ediles o alcaldes serán quienes deben de encargarse de este problema.
Cerrar los bares por salud no está nada mal, pero cerrar porque uno no sabe ya cómo atajar ni enfrentarse a una pandemia que después de tantos meses y con medidas de todo tipo no remite no será porque hay algo que falla y quién falla no quiere ver su error. Es mucho tiempo para que aún estemos dando palo de ciego e improvisando medidas que menos bajar los casos muy al contrario se empeoren.
¿Soluciones milagrosas no existen o sí? Quién sabe. Dar una explicación de porqué se cierran sería algo interesante y obligado.
Joaquín Martínez Gil

